HUNOSA EMPRESAS valora con optimismo esta nueva modalidad de inversión
En los últimos tiempos resulta cada vez más frecuente encontrar referencias a las denominadas “inversiones de impacto”, tanto en el propio ámbito financiero como en el de la prensa especializada. Sin embargo, no siempre queda claro el significado de dicho concepto, por lo que pudiera resultar oportuno hacer un esfuerzo previo para tratar de construir una definición clara del mismo.
En este sentido, son varias las posibles aproximaciones a esta modalidad de inversión de tanta relevancia en la actualidad, si bien tras todas ellas subyace el hecho de la inversión se analice no sólo desde el punto de vista de la rentabilidad financiera, sino también considerando el impacto social y medioambiental, así como la gestión global del riesgo.
De este modo, la singularidad de este nuevo enfoque radica en el hecho de que, junto al tradicional binomio rentabilidad-riesgo, incluye también dentro del análisis el posible impacto de la inversión, configurando entonces un original trinomio, que se caracteriza por un firme compromiso social.
Por ello, los denominados inversores de impacto son aquellos que tratan de proporcionar un decidido apoyo a todas compañías que contribuyan a mitigar un problema social o medioambiental no resuelto con anterioridad, generando un impacto social positivo que, además de favorecer el crecimiento de la propia empresa y la consecución de la rentabilidad esperada, sea también susceptible de ser medido y, por ende, adecuadamente gestionado.
De ahí que los tres pilares fundamentales de la inversión de impacto sean la intencionalidad (propósito o intención de resolver algún problema social y/o medioambiental), la adicionalidad (transformación positiva derivada tanto de la inversión como del modelo de negocio de impacto) y la gestión (evaluación y medida de las externalidades sociales y/o medioambientales positivas de las inversiones realizadas).
La creciente relevancia de esta innovadora tendencia de inversión animó a la propia UE a tomar partido al respecto, promoviendo un Reglamento de Taxonomía (UE 2020/852) con la finalidad de orientar el capital de Europa hacia todas estas inversiones de carácter sostenible. De esta manera, se ha establecido una serie de objetivos de corte medioambiental, tales como la mitigación del cambio climático, la transición hacia la economía circular, la prevención de la contaminación o la protección de la biodiversidad, así como también otros de clara orientación social, entre los que se encontrarían los relativos a unas condiciones de trabajo dignas y saludables. Asimismo, gracias a esta iniciativa europea todos los potenciales inversores podrán realizar un estudio comparativo, en relación a los patrones de sostenibilidad de sus posibles oportunidades de inversión.
En línea con todo lo anterior, desde HUNOSA EMPRESAS se acoge con interés este nuevo planteamiento de inversión, que abre el foco hacia el compromiso social y la responsabilidad medioambiental, reforzando el vínculo con el territorio y con sus gentes, principios éstos sólidamente enraizados en el propio ADN de la compañía, de modo que constituyen una de las razones fundamental de su existencia. Hoy como ayer, se presenta ante nosotros un amplio abanico de oportunidades, que entre todos tenemos que ser capaces de aprovechar para ser capaces de construir un mejor mañana.
HUNOSA EMPRESAS, impulsemos juntos el futuro.